sábado, 29 de junio de 2013

El Macarra, primera parte.

Que tal mis Chacaleros, les tengo una historia para contarles, les aseguro que es verídica, me pasó, y la verdad que poca gente me ha movido el tapete como lo hizo éste Chacal.

Era miércoles, era día del paseo nocturno en bici, el “bici 10” para ser más concreto, yo tenía poco sabiendo de éste tipo de recorridos nocturnos en bici, la verdad es que un amigo me contó de estos, me dijo que me gustaría ver la gente que va a estos recorridos, me dijo que seguro me encontraría con “macarras” (La novia de mi amigo así les dice al tipo dehombres dque me gustan) “estoy seguro que te divertirás”, fueron sus palabras.
Pues para no hacérselas más larga, me fui directito al Andador Escorza, que está situado a lado de la del viejo edificio de la UDG, iban a dar las 10 de la noche, quedaban algunos 15 minutos para que saliera el contingente de bicis, así que yo estaba nervioso, no tenía idea de a dónde iríamos ni na duración del mismo, es más, ni siquiera sabía muy bien andar en bici. Yo estaba parado en la orilla de la multitud, mirando, observando y buscando algún chacal... ¡Bingo!, era un chacal de unos 25 años, moreno, la barba la tenía muy bien recortada, su rostro tenía un aspecto medio felino, sus rasgos eran muy fuertes, era un chacal de esos que dan miedo, para empezar te daba miedo su porte, su manera de hablar y sobre todo su fuerza, si bien no era musculoso, tenía unos brazos muy fuertes y sus manos grandísimas.

Yo daba vueltas en mi bici, yo quería hablarle, pero tenía miedo, buscaba y buscaba un pretexto para hacerlo... hasta que me agarré de valor y me fui directo hacía él... nuestras miradas se cruzaron, después su mirada me evadió, dio un recorrido con su mirada, pero luego nuestras miradas se volvieron a cruzar, así hasta que me paré justo delante de él. Me observo de arriba a abajo, observó la bicicleta que llevaba y me hizo un gesto con su cabeza para saludar.

“Qué onda wey, oye, es la primera vez que vengo al paseo y no sé muy bien cómo está la cosa, ni a dónde vamos y cuanto dura, ¿sabes cual es el truco?” Le pregunté, a lo que me miro fijamente, medio cerro los ojos para aguzar más su mirada, se quedó por un momento callado y justo después dijo: “¿El truco, qué cual es el truco machín?, pues nomás no dejes de pedalear wey” y estalló en carcajadas... yo me quedé totalmente indefenso y vulnerable, me sentí de lo más idiota, no sabía que decir... lo miraba reírse y levantar sus brazos... pude sentir su aroma, sus axilas olían muy bien, y pude inspeccionar ese espécimen más de cerca, vestía una camiseta de resaque blanca, pantalones dickies color azul marino, unos tennis blancos, tan sexy que estaba el condenado chacal, y se estaba mofando de mi, justo después dejo de reírse, se subió a su bici y comenzó a pedalear, creyendo que me dejaría ahí parado, derrotado, y así se fue pedaleando.

Yo permanecí de pié y no quise seguirlo con mi mirada... en eso sentí qué me tomaron por el hombro, y volteé mi mirada para ver quien era... era él, mi chacal estaba detrás mío, parado en su bicicleta, ya de modo serio me dijo: “¿neta wey, es tu primera vez en el paseo? Mira, pues es que neta me hizo reír un chingo tu pregunta, pero sí, el truco es no dejar de pedalear, pero mira, no hay bronca, es que yo me voy por el paseo haciendo desmadre, me voy hasta atrás apresurando a los que se quedan rezagados, pues también pa'hacerles un paro por si se joden o pinchan sus bicis, o me voy a hasta delante para cubrir los cruceros, pues hay un chingo de banda en sus coches que no respetan y se quieren pasar de verga echándonos su carros porque les da coraje esperar a que pasen todos los del contingente, y como en este paseo no hay policía, ni gente de vialidad, pues nosotros nos organizamos para que esté todo seguro, pero haciendo desmadre también”.

Esas fueron las palabras del chacal, yo me quedé mudo, sin palabras y en eso: “Mira wey, si quieres me voy pedaleando un rato contigo, pa'que se te quiete el miedo, pero en ratos me desafano y voy a madres para hacer lo que te dije, pero seguro ahí nos vamos a ver en el paseo, es más, mira nos vamos juntos en el inicio, caile wey, ya se están preparando para salir” en eso reaccioné y en chinga me subí a mi bici y comencé a pedalear y a seguir a ese chacalote.

EL contingente salió en dirección oriente, escuché que iríamos a La Provincia, la colonia donde se encuentra el templo la luz del mundo, así que continué... El chacal estaba pedaleando a mi lado, les juro que yo estaba muy tímido, y casi no podía platicar, él hablaba y hablaba, no recuerdo muy bien de qué hablaba, pero de momentos pasaba un morrilla en bici, y el luego luego le decía algún piropo, eso sí, el cabrón jamás fue grosero con alguna, de hecho las chicas volteaban a verlo y le sonreían, y pues tengo que admitirlo, el wey tenía carisma.

Seguíamos pedaleando juntos, desde la salida en el andador Escorza hasta la Av Hidalgo cruzando la calzada independencia, después, el se siguió de largo y me dijo que iría a ”dar el rol”; yo no podía más, mis pulmones me estaban cobrando factura después de tanto puto cigarro que me he fumado, sudaba profusamente, y me estaba deshidratando y aún no llevábamos la mitad del recorrido, vamos, que yo ya estaba a punto de rendirme, bajar de la bici y regresar a mi casa... bueno, bueno, de hecho ya lo estaba haciendo, en eso el chacal me grita “Hey machín, ¿pues que pedo, a poco ya te rendiste?” me alcanzó en chinga y me volvió a decir: “¿A poco ya te rendiste?, nel culero, súbete a la bici y ponte a bajar esa panza, yo me voy contigo para que veas que no vas sólo y puedas llegar, el camino esta bien pesado, es de pura puta subida, pero nos falta poco y descansamos”, neta weyes, yo no sé cómo ni de dónde saqué las fuerzas, pero me subí a la bici y seguí pedaleando... “¿Ya ves que el truco es no dejar de pedalear?” me decía, “Ándale gordito, síguele pedaleando que ya casi llegamos” todo el camino me daba ánimos, en momentos se ponía a mi lado y me ayudaba empujándome con su brazo, me agarraba de la espalda y en las subidas me ayudaba, “Ándale machín, que ya casi llegas” así fue hasta que llegamos a la glorieta donde esta el templo de la luz del mundo, ese que parece como un pastel, me quedé sentado en una jardinera y poco a poco me tumbé sobre el césped y en cuanto abrí los ojos el chacal me trajo un mazapán y un gatorade, “Ándale machín, alivianate y acompáñame” nos fuimos en las bicis lejos de la gente...

Mu fui siguiéndolo hasta que nos paramos detrás de un camión estacionado, "¿Quieres saber cual es el truco?" me dijo sacando algo del manubrio de su bici, "Éste es el truco machín" dijo prendiendo un porro, le daba grandes fumadas y se aguantaba el aire, una y otra vez, hasta que me miró de re ojo y me dijo con el tono de voz cuando aguantas la respiración: "ándale, fumale un poco pa'que te 'cures' y puedas seguir pedaleando"... Le dí unas fumaditas al porro y nos fuimos con el resto de la gente, que ya estaba preparada para la salida de regreso al centro de la ciudad.

El camino de regreso fue más fácil, rápido y muy agradable, pues el regreso era de bajada, y cuando llegamos el andador Escorza, que es el punto de reunión y de salida para los paseos, el chacal se había perdido, no lo encontraba, así que me quede un rato esperando, ya casi se había ido la gente, así que pensé que el chacal ya se había ido y me fui pedaleando a casa, en Av. Vallarta y la Av. E. Diaz de León hay un 7 eleven, y justo ahí me volví a encontrar con el chacalito, se acercó y me dijo, "hey wey, ¿qué vas a hacer ahorita?, es que me voy a ver con unos compas en Av. México y Chapultepec para cotorrear, ¿Quieres venir un rato?" Yo le dije que sí, y nos fuimos a la explanada de Av. México, ahí donde está una mona que representa a la Patria, ahí estaban sus compas, ya se imaginarán, eran puros chacalitos, había unos muy morros y otros ya mayores, mi compa el chacal llegó y saludo a todos y me presentó: "¿Cómo es que te llamas wey?" me preguntó, así que le dije mi nombre y los demás me saludaron, no me hacían mucho caso, pero la verdad que tampoco le hacían mucho caso a mi nuevo compa el chacal... después de fumar un porro y compartirlo con todos, el chacal me dijó "¿hey wey, ya nos abrimos de aquí?" y pues le dije que sí, así que nos fuimos en las bicis, luego en Chapultepec y Av. Hidalgo me preguntó "¿Dónde vives wey?" Le dije que cerca de ahí, por Santa Tere, le pregunté, que qué onda, que si quería ir a mi casa y cotorrear un rato, y el wey me miró, y me dijo, "nel wey, ya es tarde, pero si quieres te acompaño pa'que no te vayas solo", así que seguimos pedaleando y me dejó justo afuera de mi casita, lo volví a invitar a pasar, pero me dijo que estaba cansado y que al día siguiente tendría que chambear.

Así quedó, pero al domingo próximo, yo estaba caminando por mi calle en dirección al templo de Santa Tere y en la esquina de mi casa me encontré con un rostro conocido, era el Chacal, venía caminando con una chica, de esas cholillas malparidas y muy problemáticas, el chacal venía con una bermuda y una camiseta de resaque color negra, no pude evitar ver su bulto, weyes, era un bultazo, y venía con el chile parado, el pinche chacal venía jarioso, pero con una cholita de barrio fea, fea fea... yo lo salude con la mirada, él igual y en eso volteé a verle el bulto nuevamente y me reí, y él se río conmigo y continuó su camino.

Ya estaba en mi casa, habían pasado tres horas de que vi al chacal y a esa chica, la chola fea, yo estaba en mi computadora y en eso alguien tocó a mi puerta, yo abrí y ahí estaba él, de pié y sonriente mi chacal, "¿quieres pasar?" le pregunté, "simon wey, vine a visitarte"

...Ya les contaré en otra ocasión más de éste Chacal.

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