viernes, 4 de abril de 2014

EL MACARRA, TERCERA PARTE.

Hola a todos, gente, antes que nada una disculpa, he dejado de publicar por acá causa de mis pedos existenciales, ¿Quién no los tiene?

¡Ay el Macarra! Seguro quieren saber más de éste hombre, así que continúo con otra entrada en honor al Macarra.

Yo como toda una nenaza le conté de él a mi mejor amiga (QEPD), ella se reía mucho y quería conocerlo, así que en una de tantas veces que ella se quedaba en mi casa a dormir, llegó  el tan mentado Macarra, los presenté y de inmediato se cayeron tan bien (punto extra para el Macarra, sino hubiera causado buena impresión a mi amiga, se iba directo a la calle), platicaban y ella bromeaba con él. No obstante Macarra la interrumpía cada vez que tenía oportunidad, si mi amiga mencionaba algo, él luego luego sacaba una historia en referencia (les digo, de verdad, no le paraba el pico), ella me miraba y sin decirlo, sabía que se reía y me decía: ¿De dónde lo sacaste?

Así pasó mucho tiempo, reuniones donde mi amiga venía a visitarme y Macarra coincidía en casa, llevaba muchas veces mota o cerveza o mota y cerveza o cerveza y mota (Ustedes me entienden), en ocasiones mi amiga (a la que llamaré a partir de ahora "Pamela", la extraño un chingo) decía que iría a preparar té chai con leche (en realidad era chai y mota, qué buena combinación), a Macarra le encantaba, decía que pegaba duro. Era genial como se llevaban bien, eso me gustaba.

Bueno, bueno, esto que les comparto es parte de mi vida, parte de una etapa de mi vida, la cual añoro tantísimo.

Con el tiempo, Pamela me contó que había vuelto a ver a un amigo suyo de tiempo atrás, un buen y queridísimo amigo mío también (QEPD) que con el tiempo tube el gusto de conocer y tratar, lo llamaré Lechuga, que así se apellidaba.

Lechuga llegó un día a mi casa, y no se fue, tampoco Pamela, tampoco Macarra.

Una tarde que Pamela y yo nos quedamos de ver en el centro, para irnos a tragar como cerdos a un bufet chino, nos encontramos con lechuga, él se nos unió y llegamos a mi casa, charlábamos, veíamos una película y bebíamos mate, después de un rato ¿Quién creen que tocó a la puerta? ¡Claro que sí, era Macarra! Lo invité a pasar, le presente a lechuga, pero de inmediato salieron chispas entre ellos, Macarra tuvo que hacer un gran esfuerzo para ser amigable, Lechuga era un pan de dios, así que siempre fue gentil con él. Macarra traía consigo un paquete de rosas, las arreglaría para venderlas en la calle, no recuerdo si les había comentado, pero su jornada laboral consistía en vender tacos por las mañanas en una taqueria por rumbos de Plaza del Sol, y por las noches vendía rosas a las personas de la calle, así que era un chacal muy chambeador.

Esa noche Macarra se retiró temprano, luego de haberse fumado un buen porro, eso sí. Así que nos quedamos en casa Pamela, Lechuga y yo platicando, viendo pelis y bebiendo mate. A la mañana siguiente Pamela tenía que retirarse, estaba lloviendo, pero debía hacerlo, así que Lechuga y yo la acompañamos al camión, luego de dejarla hasta que abordó el camión, Lechuga y yo regresamos a casa, nos preparé un chocolatito caliente y nos metimos a la cama para ver películas de temática gay en queer latin chennel, jejeje. Lechuguita estaba helado, tenía mucho frío, yo moría de calor, así que me puse sobre las cobijas y dejé a Lechuga calentarse dentro de ellas, al cabo de un rato alguien golpeaba mi puerta, fui a ver quién tocaba.

Era mi chacal, era Macarra, sonriente y super mojado, lo había agarrado la lluvia, le dije que pasara de inmediato, entro con su "avión" se paró en seco en el pasillo de la entrada, se quedo quieto y callado y me miró con los ojos entrecerrados y me dijo, ah, no estás sólo, le dije que no, que estaba mi amigo Lechuga, y en eso me dijo en un tono burlesco y un tanto celoso, ¿te está cogiendo verdad?, yo me eche a reír y le dije que no mamará, que pasará a mi casa y que saludará a Lechuguita... Ah, ¿ahora le dices así?, me preguntó, y yo volví a reírme, pasó, abrí la puerta de mi habitación y lo vio bajo las cobijas, lo saludo y se sentó en la cama, esa tarde los tres vimos unas peliculas pero poco tiempo después, Macarra se disculpó y nos dijo que debía irse temprano, obviamente no lo hizo hasta que se fumó un porro que sacó de su bicicleta.

Lechuga me comentó lo siguiente: ¿Sabes que tu cholito me detesta verdad?, yo le respondí que sí, también agregó ¿Sabes también que ese wey está loco por ti?


Continuará...