martes, 28 de julio de 2015

EL MACARRA, CUARTA PARTE (EL STALKER)

¡Muy buenos días gente! Bueno, nuevamente aquí estoy... aún vivo, por si andaban con el pendiente. Ok, ok, la verdad es que quiero disculparme con todos, ya que he recibido algunos mensajes de ustedes, pidiéndome la nueva entrega del Macarra, así que aprovechando que ando inspirado, continuo con mi historia. A partir de ahora, cada relato tendrá un título diferente, seguirán siendo relatos de "EL MACARRA "X" PARTE" pero con un título alternativo, así que este relato se llamará de manera alternativa "EL STALKER". Bueno pues gente, empecemos.

Era miércoles por la noche, acababa de llover y mi amiga Pamela estaba en casa, como ya nos era costumbre, ambos estábamos echadotes en mi cama y veíamos fotos de cuando éramos jóvenes y bellos (¡!), Lechuga quedó de llegar a las 7 de la noche, pero con la lluvia pensamos que veríamos los dos solos la película. Tan sólo 15 minutos que había dejado de llover y Lechuga tocó a la puerta. Dejamos la película y nos pusimos los tres a ver vídeos en youtube... de Miguel Bosé, de Lady Gaga, de Tarkan, de Amy Winehouse... ya saben ustedes, las joterías que uno suele ver.

Se hicieron las 10 de la noche, ya estábamos aburridos los tres, nos preparamos un té e hierba limón, platicábamos de esto y lo otro, y yo estaba inquieto, tenía varios días sin saber del Macarra. Pamela y Lechuga me miraban de reojo. Ellos se conocían desde ya varios años, así que típico de Pamela, ella tenía esa habilidad sobrenatural de la que podía comunicarse sin hablar, era como si te leyera la mente, y al parecer no querían nombrarme a Macarra, temían que ya me estuviera enamorando de él, así que ellos pretendían no darle importancia al asunto, según ellos de esta manera se iban las “malas vibras del amor”... Jajajajaja. Ay que sabios que eran mis condenados amigos.

Más tarde los tres, decidimos salir para horearnos un poco, ya habíamos pasado mucho tiempo enclaustrados viendo pendejadas, así que dijimos que caminaríamos por Avenida Chapultepec y dispersarnos un poco, así que salimos y caminamos hasta Avenida México y Avenida Chapultepec, llevábamos nuestras botellas de agua llenas de skky, caminamos y caminamos, bebíamos y bebíamos, despacito pues, había que hacer rendir nuestras botellas con alipús. A los minutos de caminar nos sentamos en la fuente norte de Chapu y Vallarta, tomábamos fotos con nuestros celulares chafas, (porque en aquel entonces éramos pobres... ¡Chales, yo sigo igual...!) también veíamos a los morros pasar en sus patinetas, a otros paseando a sus perritos mariconcitos, a novios tragándose a besos, a viejas estiradas... achis, achis, pues si ya era muy noche, jajajaja, a esa hora tan sólo veíamos a morros chacalosos en sus patinetas y a otros en sus bicicletas.

Yo me sentía incómodo, me sentía ansioso, sentía que en cualquier rato llegaría Macarra y se nos uniría... En una de esas Pamela no pudo contenerse y dijo: “A ver si no sale ahorita tu chacal de entre los coches”... ¡Ay wey! Pero si esta morra era bruja... Yo le decía que no lo invocara y nos echamos a reír. Seguimos de loquillos caminando, bebiendo y viendo de una manera morbosa y lasciva a los de las patinetas... Así seguimos hasta llegar a la Glorieta de Niños Héroes, nos trepamos al zócalo del monumento, le dimos la vuelta varias veces. Pero yo seguía ansioso. Nos tomamos más fotos, nos reíamos los tres, y así seguimos un rato.

Luego de un rato llegamos a Avenida México nuevamente, caminamos hacia el poniente y llegamos a la Plaza de la República, nos quedamos unos minutos y nos llegó el tufo de la mota, caminamos hacia la fuente del particular aroma, y eran unos bikers que habíamos visto antes, nos acercamos y nos acercamos, a unos dos metros de ellos, nos paramos y nos ofrecieron unas baisas, así que pues no nos hicimos del rogar y aceptamos con mucho gusto unas caladitas al porrito que se estaban fumando. Bueno, para ser honesto, sólo yo acepté el fume, Pamela y Lechuga sólo querían echarse un taco de ojo con los morritos estos.

Llegamos a mi casa, nos fuimos a dormir. Muy temprano por la mañana, Lechuga se fue, yo a las 7 me fui a la chamba mientras que Pamela se quedó dormida, cuando regresé del trabajo, Pamela había hecho de comer, y nos fuimos a la sala a ver la pinche tele, comimos y Pamela tenía que irse a su casa, la acompañé al camión, y la vi irse a su casa, a su “otra” vida. Regresé a mi casa, y en la puerta se encontraba Macarra, mi corazón dio un brinco, me acerqué para saludarlo, lo primero que me dijo fue: “¿Se divirtieron anoche en su paseo?”

CONTINUARÁ...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya era hora!

Borgoff Markus dijo...

Que bueno que sigues escribiendo, saludos cabrón!

P. Campoz dijo...

¡Muchas gracias por leerme!

Anónimo dijo...

Y pa'cuando la nueva entre we?
No nos dejes con ansias

Unknown dijo...

Que onda..ya paso casi un año.. Ya es justo... El siguiente capitulo porfavor